Escuché una risa desenfrenada al otro lado del teléfono.
-¿De qué te ríes? -le espeté a Seth. ¿Es que no veía la seriedad del asunto? A Lily y a mí estaban a punto de despellejarnos vivas y éste tarado se reía. -¡Estoy hablando en serio! De alguna manera tengo que distraerlos, y ellos no son hombres de palabras.
Su risa se fue apagando y escuché leves secuelas de ella.
-Nunca creí que me tragaría una de esas bromas.
-¡No es una broma!
-¿Estás hablando en serio?
-Al cien por ciento.
-¿En qué diablos te has metido, Jenna?
-Ya te lo expliqué -bufé.
Le había prometido a Lily hacía unos minutos atrás que llamaría a alguien de confianza. Sin embargo, no le dije a quién, ya lo haría más tarde. Debíamos haber tenido cuidado esa tarde, cuando Welson se nos acercó junto a su banda de pandilleros, Seth había tenido toda la razón. No es que fueran criminales, pero el padre de Welson y de algunos otros ahí era narcotraficantes... sí, sí eran criminales.
El chico había insistido en que quería volver a estar a lado de Lily, ésta se había negado, primero de buena manera y después a gritos, diciéndole que la dejara en paz. Welson la había tomado por el brazo y la había zarandeado con violencia diciendo demencias, entonces yo me encaré a él y le ordené que la dejara en paz. Jalé a Lily del brazo y mientras corríamos lejos de ahí, Welson nos gritaba un lugar, una hora y una fecha para encontrarnos, y que si no lo hacía, iría a buscar a Lily a su casa.
Aunque Lily estuviera en la mía cuando eso pasara, ella tenía familia y lo último que quería era que se vieran involucrados en todo esto. No habíamos tenido de otra más que enfrentarnos a él. Welson decía que quería "hablar" con ella, por supuesto nosotras sabíamos que no era precisamente eso a lo que se refería. Lily me había dicho que Welson nunca olvidaba rostros, y el mío ya había quedado bien grabado en su disco duro.
No tenía de otra más que acompañarla, tampoco es como si fuera a dejarla sola en esto. Melisa, por su parte, no sabía nada, no queríamos involucrarla. Y Seth era tan inocente como Melisa... pero necesitaba su ayuda, su cuerpo. Tenía todo planeado en mi cabeza, los resultados jugarían a nuestro favor, estaba segura. Sólo me faltaba su cooperación.
-¿Sabes de lo que estás hablando? -preguntó, ya serio. No, no tenía idea de lo que decía, no sabía lo que era "distraer", nunca en mi vida había peleado, y menos con un traficante de drogas que era probable que cargara con un arma como si fuera el pan de cada día.
-Sí.
-Es peligroso lo que me estás pidiendo.
-Si sufre daños, estaré hasta que se hayan recuperado.
-¿Si sufre daños? ¡Jenna, no me estás pidiendo un carro, estamos hablando de mí cuerpo!
-Curaré todas las heridas, no tendrás que pasar por ningún dolor. ¡Estaré yo dentro hasta que estén sanadas! ¿De acuerdo? Me parece un trato justo.
-No sólo hablamos de mi, sino también de ti. Es peligroso, y no tienes idea de cuanto.
-Seré cuidadosa, pero ne...
-¡No basta con ser cuidadosa, Jennifer! -Seth nunca me había llamado Jennifer. Nadie nunca me llamaba así. Y era extraño que levantara la voz, era la segunda vez que lo hacía, nunca lo había escuchado tan alterado. -Por el bien tuyo, de Lily, y mío, no van a ir a donde sea que vayan a ir. Esos matones no pelean justo y... no, ni siquiera voy a dejar que pelees. Deja que vayan al lugar de encuentro, llamen a la policía y que ellos hagan su trabajo.
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Cambio
Teen FictionSeth McFare y Jenna Kent no se llevan lo que se puede llamar... bien. Pero un buen golpe del destino hará un cambio de ciento ochenta grados que los involucrará completamente en la vida del otro. ¿Quién diría que un tropezón en las escaleras te podr...