20. Seth, perdóname

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Escuché una risa desenfrenada al otro lado del teléfono.

-¿De qué te ríes? -le espeté a Seth. ¿Es que no veía la seriedad del asunto? A Lily y a mí estaban a punto de despellejarnos vivas y éste tarado se reía. -¡Estoy hablando en serio! De alguna manera tengo que distraerlos, y ellos no son hombres de palabras.

Su risa se fue apagando y escuché leves secuelas de ella.

-Nunca creí que me tragaría una de esas bromas. 

-¡No es una broma! 

-¿Estás hablando en serio?

-Al cien por ciento.

-¿En qué diablos te has metido, Jenna? 

-Ya te lo expliqué -bufé.

Le había prometido a Lily hacía unos minutos atrás que llamaría a alguien de confianza. Sin embargo, no le dije a quién, ya lo haría más tarde. Debíamos haber tenido cuidado esa tarde, cuando Welson se nos acercó junto a su banda de pandilleros, Seth había tenido toda la razón. No es que fueran criminales, pero el padre de Welson y de algunos otros ahí era narcotraficantes... sí, sí eran criminales.

El chico había insistido en que quería volver a estar a lado de Lily, ésta se había negado, primero de buena manera y después a gritos, diciéndole que la dejara en paz. Welson la había tomado por el brazo y la había zarandeado con violencia diciendo demencias, entonces yo me encaré a él y le ordené que la dejara en paz. Jalé a Lily del brazo y mientras corríamos lejos de ahí, Welson nos gritaba un lugar, una hora y una fecha para encontrarnos, y que si no lo hacía, iría a buscar a Lily a su casa. 

Aunque Lily estuviera en la mía cuando eso pasara, ella tenía familia y lo último que quería era que se vieran involucrados en todo esto. No habíamos tenido de otra más que enfrentarnos a él. Welson decía que quería "hablar" con ella, por supuesto nosotras sabíamos que no era precisamente eso a lo que se refería. Lily me había dicho que Welson nunca olvidaba rostros, y el mío ya había quedado bien grabado en su disco duro. 

No tenía de otra más que acompañarla, tampoco es como si fuera a dejarla sola en esto. Melisa, por su parte, no sabía nada, no queríamos involucrarla. Y Seth era tan inocente como Melisa... pero necesitaba su ayuda, su cuerpo. Tenía todo planeado en mi cabeza, los resultados jugarían a nuestro favor, estaba segura. Sólo me faltaba su cooperación.

-¿Sabes de lo que estás hablando? -preguntó, ya serio. No, no tenía idea de lo que decía, no sabía lo que era "distraer", nunca en mi vida había peleado, y menos con un traficante de drogas que era probable que cargara con un arma como si fuera el pan de cada día.

-Sí.

-Es peligroso lo que me estás pidiendo. 

-Si sufre daños, estaré hasta que se hayan recuperado.

-¿Si sufre daños? ¡Jenna, no me estás pidiendo un carro, estamos hablando de mí cuerpo!

-Curaré todas las heridas, no tendrás que pasar por ningún dolor. ¡Estaré yo dentro hasta que estén sanadas! ¿De acuerdo? Me parece un trato justo. 

-No sólo hablamos de mi, sino también de ti. Es peligroso, y no tienes idea de cuanto. 

-Seré cuidadosa, pero ne...

-¡No basta con ser cuidadosa, Jennifer! -Seth nunca me había llamado Jennifer. Nadie nunca me llamaba así. Y era extraño que levantara la voz, era la segunda vez que lo hacía, nunca lo había escuchado tan alterado. -Por el bien tuyo, de Lily, y mío, no van a ir a donde sea que vayan a ir. Esos matones no pelean justo y... no, ni siquiera voy a dejar que pelees. Deja que vayan al lugar de encuentro, llamen a la policía y que ellos hagan su trabajo.

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