Wattpad Original
Te quedan 26 partes más de forma gratuita

Prólogo

652K 27.1K 7.7K
                                    

    —Me ofende que esto te parezca gracioso

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

    —Me ofende que esto te parezca gracioso... —le reproché a West frente a la cámara, cruzándome de brazos—. No puedo creer que estés burlándote de mi miserable destino, mientras estás a kilómetros de distancia, lejos de mis represalias.

Él se carcajeó de nuevo.

Mis represalias podrían cruzar estados si continuaba burlándose.

—Pensé que ya habías superado esa etapa. —Dejó de reírse al ver que no lo estaba encontrando divertido, y se acomodó en la silla de su nuevo escritorio, pasándose una mano por su liso cabello castaño.

Desde el ángulo donde se encontraba sentado, podía tener una buena vista de su nuevo dormitorio en Princeton. Era compartido y para mi sorpresa, bastante espacioso. Su nuevo compañero, Kyle, tenía muchos pósteres de jugadores, bandas y de chicas pegados en su pared, en el fondo. El chico era un desastre andante, la imagen de mi pantalla no tenía que ser demasiado nítida para ver la pila de cosas amontonadas sobre su cama. A West no le hacía gracia el desorden.

—Han pasado solamente cinco días desde que nos fuimos, no puedo creer que ya nos extrañes. —Volvió a reír, aunque esta vez mirándome con dulzura y acercando su rostro a la cámara—. ¿Ya tanto me extrañas?

Puse los ojos en blanco.

No, es solo que no tengo nada que hacer —mentí, sin querer darle el gusto de seguir burlándose—. Matthew llega mañana de Inglaterra y bueno, no tengo a nadie más con quien pasar el rato. —Me encogí de hombros—. La única opción por el momento es Paige, y ya es molesto, todo de lo que quiere hablarme es de los chismes que escucha durante el día.

—Yo también te extraño, ¿sabes? —dijo, ignorando mi negativa—. Ya estaba acostumbrado a verte todos los días, este cambio de escenario se siente raro.

—Lo sé, el sentimiento es mutuo —admití en un resoplido.

El cambio de escenario del que hablaba aplicaba conmigo en más de un sentido. La triste realidad era que había perdido a mis tres chicos al mismo tiempo, y, aunque procuraba no pensar demasiado en ello, asimilarlo estaba siendo... difícil.

Pensé que mentalizándome en que no era mal de morir sería suficiente para calmar cualquier sentimiento de nostalgia o tristeza al momento en que tuve que despedirme de ellos en el aeropuerto. Incluso, fui admirablemente fuerte y me mantuve firme mientras las madres lloraban, asfixiando a sus hijos con abrazos mortales que estuve a punto de imitar.

Cuando fue mi turno de despedirme de ellos, lo recuerdo todo como si hubiera entrado en piloto automático: besos, risas, abrazos, bromas, y luego ellos alejándose hacia su vuelo. West, fiel a su papel de loco romanticón, girándose a medio camino para guiñarme el ojo y articular un "Te amo". Debieron darme un premio por evitar romper en llanto, justo en ese instante.

—Aunque, con esa despedida que tuvimos, creo que no habrá problema en soportar la distancia hasta Navidad —comentó, divertido.

Sacudí la cabeza y volví al presente. Mis mejillas automáticamente se llenaron de color al mirarlo descansar su rostro en su mano y darme una sonrisa traviesa, llevándome a recordar lo que había ocurrido en mi habitación pocos días atrás.

The Senior Year (Secuela de She is one of the boys) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora