Lecciones

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Al pequeño siempre le habían dicho que nadie busca, hasta que lo encuentra. 

Una lección que acabó aprendiendo a base de malas experiencias. Se dio cuenta de que es entonces cuando todos nos convertimos en buscadores de oro, de excavadores de cuevas llenas de fantasías y relatos; de llamas que arden a medias. De cuentos de hadas que parecen sacados de un grito desde el alma en busca de un esperanza que no llega. Nos volvemos mineros de nuestra propia tierra; mineros por necesidad, por el ansia de un futuro que percibimos, pero a ciegas.

Pero el que busca encuentra, eso sí casi siempre se topa con que es la veta equivocada. Aquella que hace de la mentira su verdad y del daño a los demás su lema; fue quien le hizo pensar que la verdad está infravalorada. De que a veces vale más la soledad que un abrazo lleno de espinas, historias incompletas a finales felices ocultos por la falsedad de una sonrisa que no ríe sino que esconde lágrimas secas.

Se dio cuenta de que la que la felicidad nunca llega, porque no camina; la felicidad se hace, se crea.

Quizás aquel fuese el momento de dejarlo atrás; pero quien sabe quizás el mundo acaba dándole una vuelta y los que antes eran mentirosos se conviertan en personas sinceras. Quizás llegue el día en que lo oscuro se vuelva claro y el futuro que ahora vemos nublado se esclarezca; porque quien antes llenó tu vida de mentiras se convierta en la persona que tu mismo no encuentras. 

Aunque quizás eso no sea más que otra verdad a medias. Porque si hay otra lección que el pequeño aprendió es que las personas nunca cambian, pues que de colores cambie el pelaje no significa que el interior no permanezca como estaba; como era.

Crueldades que la vida le enseña, nos enseña.

B.Feijoo

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2013 ⏰

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