AUN SIEMPRE SERAS TÚ |1RA PARTE|

7 - Amistad por Conveniencia

A veces me solía quedar solo en la hora del recreo. En esas ocasiones mi mejor amigo Max tenía reuniones de grupo en su clase. Él aprovechaba esos momentos para planear sus tareas grupales. A Max le encanta divertirse como a todo adolescente, pero también era muy responsable con sus deberes. MI mejor amigo no dudaba en darle prioridad a sus tareas escolares.

No era malo quedarse solo en el recreo, pero no deseaba estar sin Max durante esos pocos veinte minutos que duraba nuestro tiempo libre. Se sentía tan triste reírme sin él durante el recreo.

Un día, Cuando tocó el timbre del recreo, me junté con Clara y cristal, dos amigas mías de mi clase. Estaba muy distraído conversando con ellas sobre un programa de televisión, cuando de pronto se acercó una estudiante de tercer año, un grado menor que el nuestro. Ella vestía el uniforme muy bien arreglado, su largo cabello estaba recogido en una cola muy bien hecha, aunque parte de sus ojos eran cubiertos por un cerquillo muy abundante; y su sonrisa era radiante.

— ¡Hola, Caramel! ¡Qué tal!

—Hola —respondí incómodo.

Solo había hablado con Perla una vez en el paradero cuando estaba sin compañía, y aquella vez fue suficiente para que se pasara de confianzuda. Ella había visto mi llavero colgado en mi mochila. Dijo que le gustó mucho, aunque también dijo que le sorprendía ver un llavero tan bonito en la mochila de un chico. Cuando la vi por primera vez, no me pareció molesta, más bien me pareció una chica sencilla, amigable y muy tratable. La segunda vez que la vi fue muy incómodo, porque ella se comportó muy explosiva, como si nuestra amistad hubiese sido de muchos años.

No soy un tonto. Seguramente pensó que no me había dado cuenta de que ella solo se acercó a mí para que le presentase a mi amigo Max. Se le notaba en la cara lo impaciente que se ponía cuando Max se acercaba a nosotros. Yo la empecé a sentir tan, tan, tan irritante por su manera de actuar junto a Max con la única intensión de hacerse notar. Su mirada no paraba de decirme a gritos que se lo presente.

No todas las chicas eran iguales. Algunas se le acercan a hablarle como si nada, y le coqueteaban descaradamente con sus sonrisas tontas. Otras chicas necesitan un medio para acercársele con confianza, y en ese caso, yo era ese medio.

Mi gran amistad con Max era muy conocida, por eso, todas las chicas que tenían sus ojos puestos sobre él, eran amables conmigo. Si querían llevarse bien con Max, pues también tenían que llevarse muy, pero muy bien con su mejor amigo.

Ella no era nada tonta, ella sabía que no se lo iba a presentar. Ella sabía que su amistad no me interesaba, que me aburría, que me desagradaba; pero continuaba acercándose a mí, porque tambien sabía que era lo más cerca que podía estar de Max.

Al poco rato, luego de terminar su reunión de grupo, Max se dirigió hacia nosotros, pero se detuvo para conversar con algunos amigos que lo saludaron. Una vez más, como siempre, me despedí de Perla, y junto con mis amigas, me alejé de ella. Dejé a un lado los deseos que ella tenía de acercarse a mi mejor amigo Max.

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