Prólogo

934 3 0
                                    

Esta noche saldré de casa y es posible que sea la última de mi vida. Por eso hago público mi diario blog. Quiero que quede constancia de que existí, de que tuve una familia amorosa y amigos que, increíblemente, en poco tiempo llegaron a quererme.

No sé quién pueda leerlo. No lo escribí pensando en amigas o en alguien especial. Era para mí. Lo he estado escribiendo con el deseo de desahogar mis pequeñas pendejadas, por eso no era público. Creía que aquellos días eran el fin de mi vida. No tenía idea; ahora sé que hay problemas de verdad. Es posible que muera y, aún así, sé que eso no es lo más importante. He tenido que aprender cosas difíciles.

La mayoría de los que lleguen a este blog por casualidad darán click en la flecha para leer a otro autor, lo entiendo: aquí no hay fotos ni enlaces a canciones o vídeos que me gustan. No es un blog especializado (o bueno, tal vez podríamos llamarlo especializado). Al contrario, es uno de esos blogs que comienzan contando los llantos y los reclamos de una adolescente más. Soy una adolescente más. Magdalena Adolescente Más podría haber sido mi nombre hasta hace unos meses. 

Para los lectores que curiosos comiencen a leer lo que escribí en aquellos días pueden encontrar una historia inverosímil. Esto, dirán, es el resultado de la inmadurez, de la fantasía loca de una sociópata enferma. Si estoy loca entonces incluso merezco morir. No lo creo. No quiero morir. 

A lo mejor hay un lector que se quede con estas letras. Alguien que, en lo más profundo, sepa, por mera intuición, que digo la verdad. Tal vez alguien que ha experimentado lo mismo que yo. Es para ti, mi lector único, el que me cree, que dejo esta historia. Es para ti que tienes la capacidad de abrir tus sentidos, de ensanchar tu mente y comprender otras posibilidades.  

Mi nombre es Magdalena Salvatierra y me comunico con la naturaleza; sé cómo ver el pasado o el futuro; he salido de mi cuerpo para viajar a mundos interiores; y dentro de mí está la fuerza de los elementos.

Soy Magda y, si muero esta noche, no lo haré sola. Conmigo morirán mi madre, mis amigos, y un pueblo entero. Será un gran incendio. La llamas devorarán casas de adobe o concreto, puertas de madera o metal, automóviles, yerba, árboles, la estela de humo será la más grande que se haya visto; y en otros pueblos escucharán los gritos de angustia. No habrá cuerpo de bomberos, agrupaciones de rescate o soldados que sofoquen a tiempo. El olor a carne cocida se disipará en semanas.

No quiero que pase. Mis amigos y yo haremos lo que esté en nuestras manos para impedirlo. Pero somos adolescentes, apenas unos niños. No importan las habilidades, lo que enfrentamos es mucho peor. Si pasa, quiero que se sepa cómo pasó. No podré explicar la razón de este hecho porque, ¿cómo explicar la demencia, el hambre, la desesperación por el poder? No puedo.

Soy Magda y estoy angustiada. También estoy lista para lo que sea que viene.

Magdalena Salvatierra y el coven del Tecolote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora