CAPITULO 1.

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Lo último  de lo que me había enterado era que el pueblo tenía menos de 500 habitantes, lo que me daba a entender de que no sería un gran pueblo ni nada por lo que llamase su atención. Menos de 500 habitantes a 30 km de san francisco y a tres cuartos de hora –según lo que había calculado mi hermano- de distancia del pueblo a california, destino donde en estos momentos me dirigía.

 Retorcí los dedos entre mis piernas y mire por la ventanilla, ya se comenzaba a ver tierra desde el avión. Apoye mi cabeza sobre el respaldo y cerré los ojos respirando profundamente, de verdad no creía que había llegado tan lejos.. Un rápido aleteo de mi corazón y por un momento me dieron  ganas de abandonar, el instinto de amenaza me hizo querer  volver a casa.

 -Respira Lara respira..

Me dije a mi misma mientras me relajaba en el asiento intentando sacar la angustia que se apoderaba de mí.

El sonido de la voz de una azafata me hizo dar un respingo, comunicó que íbamos a tomar tierra en apenas 20 minutos –Bien- pensé, ahora mi estado de ánimo se había mejorado. Volví a mirar por la ventanilla y una ligera ilusión hizo que mi boca dibujara una sonrisa.. Si, quería ver aquello, eso era lo que me había traído hasta aquí "cambiar de aires" como decía Carolina mi mejor amiga de la infancia.

Siempre había soñado con irme lejos. Vivir el dia a dia en una ciudad diferente, pero ahora que se habían convertido en realidad me sentía entre la línea que separa la euforia del pánico. Así era yo, podía pasar de estar en lo más alto y a la vez caer en el absoluto abismo. Según los médicos había sido un altibajo, nada de qué preocuparse, aunque yo bien sabia que la gente del trabajo y de mi barrio iba diciendo por ahí que tenía un trastorno bipolar, -imbéciles-  esa también fue una de las cosas por las que decidí marcharme, tenía ganas de dejar de ver las mismas caras todos los días, aunque me doliera en el alma dejar a Carol pero esta había sido la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo.

Todo ocurrió el miércoles de la semana pasada, hoy era lunes y esta tarde tendría la presentación a mi nuevo trabajo. Fue duro escoger, una oferta de empleo así no la dejaba escapar cualquiera y más en los tiempos que estábamos. Además era algo que me apasionaba, ¡las cosas antiguas!. Me ofrecieron trabajo en una casa de antigüedades muy importante en california -en un pueblo más concretamente- según decían tenían mucha demanda y necesitaban profesionales en los que poder confiar sus más preciados tesoros. Recuerdo que cuando colgué el teléfono estuve saltando por todo el día de felicidad.  Mi casa estaba adornada con antigüedades, desde la mesa del comedor hasta las lámparas  de araña del techo, a mi madre también le encantaba, siempre decía que yo había sacado a la luz su pasión. Cuando le dije el trabajo que me habían ofrecido se le llenaron los ojos de lagrimas, ni dudo cuando le pregunte que le parecía a ella, dijo "debes ir o no te lo perdonaras en la vida", y la verdad es que tenia razón, quizás si me hubiese quedado en el mismo trabajo que he tenido siempre (recepcionista de un museo)  y hubiera seguido con mi vida de siempre no hubiera tenido un trastorno bipolar, no, me hubiera pegado un tiro porque de verdad me estaba ahogando esta racha que llevaba.

Una vez que recogí mis maletas, me aventure por el aeropuerto hacia la salida. Venía alguien a por mí .."Linda" según me había dicho la recepcionista, supuestamente era una empleada. Lo bueno de todo esto es que estaba a gastos pagados, aun no me lo podía ni creer, me ofrecían casa, luz y agua, y ahora buscaba por la puerta a la chica que me iba a llevar al futuro de mis sueños.

 Miraba entre la gente, habían llegado más vuelos y muchas personas  con carteles esperaban en la puerta a sus familiares o amigos, yo empujaba el carrito con mis cosas alzando la cabeza en señal de algún cartel con algo escrito que incluyera mi nombre o algo relacionado con la casa de antigüedades.

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