Capítulo 8 ''¿Celos?''

Comenzar desde el principio
                                    

Pasamos el día por ahí y a la tarde fuimos al centro comercial, cuando Kiara divisó un escaparate lleno de vestidos, nos arrastró literalmente dentro de la tienda.

-Me encanta este vestido.- dije saliendo del probador.- ¿A vosotras que os parece?- les pregunté, ellas me miraban serias de arriba a bajo.

-Emily, ¡te queda genial!- gritó Kiara, llamando la atención de algunos clientes.- Cuando te vea Jason con ese vestido... seguro que va a querer quitártelo de inmediato.-Dijo sonriendo picara.

-Oye, ¿y a ti quien te dijo que lo voy a comprar para impresionarlo?-Gruñí.-Me cae mal, es medio bipolar así que no pienses estupideces.

-¡Está claro que te gusta!.-Dijo Maia riendo.

-¡Eso es mentira! os odio, lo sabéis, ¿verdad?- dije volviendo a meterme en el probador y poniendo la cortina para que no me viesen.

Me apuré en irme de allí para poder pagar el vestido cuanto antes. Salimos de la tienda de ropa y nos dirigimos al McDonald's, teníamos la costumbre de comprarnos un McFlurry cada vez que íbamos al centro comercial.

 -No sois novios, pero a ti te gusta él, ¿verdad?- siguió insistiendo mi amiga.- Seguramente tú también le gustas.

-Deja de decir tonterías.- dije cortante, intentando finalizar el tema.

 Por fin llegamos al McDonald's, estaba deseando que Kiarah se metiera el helado en la boca para que dejara de hablar.

Entramos y buscamos con la vista un sitio en el que sentarnos. 

Entonces fue cuando lo vi, Jason estaba sentado al lado de una chica, ella era guapísima, llevaba el cabello con unos perfectos rizos negros; estaban tan pegados que parecían una pareja, pero eso no era lo peor. La chica empezó a acariciar su mejilla, haciendo que Jason se echase un poco hacia atrás, y luego acercó sus labios a los de él, hasta que se fundieron en un asqueroso beso.

 -Emlily, ¿qué haces? vamos, allí hay un sitio libre.- decía Maia, la cual apenas podía escuchar, ya que los latidos de mi corazón eran tan tan fuertes que me impedían que escuchase otra cosa.

Pero, ¿que era esta sensación tan extraña y desconocida que sentía en mi estomago? ¿Celos? No, ni soñarlo. Yo no sentía nada por él, así que celos no eran. 

Era asco, de ver al simio morreándose con una guarra.

-¿Sabes? se me ha quitado el hambre, mejor me voy a casa.

Me despedí de ellas que no entendían nada de nada, les dije que se lo contaría otro día, que de verdad no me pasaba nada serio.

Cuando llegué a casa, no había nadie, así que fui a mi habitación y me tiré en la cama, solo quería pensar en lo que había pasado, finalmente después de mirar el techo por una media hora decidí ignorar mi reacción, y fingir que no había visto nada. En realidad no era para tanto, no pasaba nada. Él no era nada mío.

Sentí la puerta abrirse pero no bajé, sabía que era él por que encendió la televisión nada más entrar. 

Pasó un rato, el cual pasé escuchando música, pero me aburrí y bajé al piso inferior.

Jason miraba un partido de fútbol sentado cómodamente en el sofá, yo me acomode a su lado sin decir nada. Me miró de reojo y le devolví la mirada.

 -Jason, me aburro.- me quejé.

-Hoy hay una fiesta.- me informó.- Si te interesa venir...

-¿Fiesta?- pregunté.- ¿Dónde? ¿Cuándo?

El chico que vive en mi casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora