CAPÍTULO 38

91.9K 4K 6.2K
                                    

CAMILA POV

Hace meses había dejado todo atrás, hace 6 meses había decidido abandonar absolutamente todo lo que me tenía aferrado a esa ciudad, pero ahora que lo pienso no había mucho que me mantuviera aferrada ahí... Sofía se había ido y con ella mis ganas de ser otra vez una persona normal. Dejé Miami junto a todos mis recuerdos, dejé a la chica de cabello castaño, ojos verdes, piel suave y buenos modales. Dejé la ciudad en donde me enamoré, me emborraché, lloré, tuve un trío, conocí diferentes tipos de amor, guardé secretos y tuve una hermana.

Ahora que veo todo más frío, ahora que pasaron meses puedo decir que no me arrepiento - aún no - salí de Miami con lo que traía puesto y ahora soy una persona completamente diferente. Lo primero que hice al salir de Miami fue tomar un avión hacia Brasil, ahí estuve algunas semanas y coincidencia o no justo llegué para el carnaval de Río. Conocí gente que me ayudó a tratar de entender el vacío que sentía en mi interior y una de ellas, la señora más longeva, dijo: "Perder a un ser querido siempre va a doler. No te despiertes preguntando cuándo desaparecerá el vacío que sientes en este momento porque probablemente no pasará nunca. Hay que aprender a vivir con eso, el aprender a vivir con ese vacío hace la diferencia entre una persona cobarde y la que no lo es" ... Seguramente Lauren aún pensaría que soy la persona más cobarde del mundo pero no podía seguir viviendo con la preocupación que pudiese sentir alguien por mí. De si era cobarde o no. Porque si había algo que tenía que salvar y sentirme orgullosa era de mi vida, la única vida que podía salvar.

Después de Brasil me fui a España, recorrí paisajes increíbles y con el tiempo mi cuerpo comenzó a sentir los cambios de este viaje. Como les dije solo había salida con lo puesto pero aún tenía dinero en la cuenta del banco, cuenta que estaba bajo el nombre de Lauren y Austin así que él día que salí del país saqué todo sin dejar rastro alguno... De ese dinero aún tenía suficiente ya que cuando llegaba a alguna ciudad trataba de trabajar en lo que fuera, sabía que mi alma y mi mente aún no sanaban. Lo notaba en las noches cuando me iba a dormir sola y las lágrimas corrían por mis mejillas con desespero. Lo sentía en las mañanas cuando nadie me preguntaba si estaba listo el desayuno o no, lo sentía cuando tenía un mal día y no tenía a nadie a quien contarle mis problemas; siempre fui partidaria de la soledad, esa soledad que te hace reflexionar acerca de tu vida y de tus sueños pero esto, esto no era esa soledad aún mirándolo de algún punto de vista existente era lo que yo había decidido.

¿Que si alguna vez sentí las ganas locas de llamar a Lauren y suplicarle que venga a buscarme y me abrace? Creo que ese sentimiento lo comparto con mi vacío, me levanto y me acuesto con ganas de escuchar su voz. Me he imaginado el momento en que nos encontremos de nuevo, he puesto un millón de escenas posibles, pero para mi sorpresa ni una, ni una se acerca al menos a lo de la vida real. Estuve entre sus brazos millones de veces, secó mis lágrimas miles de veces. Creo que podré vivir con el hecho de que ella siempre será el amor de mi vida, podré conocer gente y sabré hasta qué punto llegar, solo por el simple hecho que nadie me hará llegar hasta el punto en que Lauren Jauregui lo hizo.

Mis primeros dos meses fueron Brasil-España, en una de las tantas vías turísticas que hacían por España conocí un santuario. Recuerdo el olor a flores, muchas flores. También, recuerdo que no dejaba de sudar, el calor era increíble, mientras seguíamos se me acercó una niña... Cuando sentí sus pequeñas manos tomar uno de mis dedos me paralicé, miré hacia abajo y ahí estaba ella llorando desconsoladamente. Pensé en decirle ¡vete, déjame, no me toques! Pero, ¿qué culpa tenía esa pobre niña de que el mundo hubiera arrancado de mis manos la felicidad de tener a alguien de tu misma sangre a tu lado?

-¿Qué... Qué te pasa? - me agaché para quedar a su altura.

-Mamá... Mi mamá... - la niña no dejaba de llorar, ni de decir "mamá".

LUJURIA - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora