—Al principio no sabía que eras tú la que llevaba aquel… chico, pero después que vi que se cayó algo pensé en levantarlo y entregárselo al dueño del auto pero después vi que era tuya. Te llamé a tu celular pero me enviaba al buzón de voz así que pensé que de nuevo se te había hecho tarde, me fui directo a la universidad para sorprenderte ahí y quien se sorprendió fui yo, pero está bien —se encogió de hombros pero Jeanne negaba rápidamente con la cabeza y sus ojos cerrados—. Amor no es…

—No, no está bien. Perdona, hice algo mal pero no… es… él sólo…yo —no podía si quiera terminar de decir una pequeña oración.

—Está bien —se acercó a ella y acarició su mejilla, sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas sin embargo no estaba llorando—. Debe haber alguna razón por la que tú hayas besado a ese chico y no me molesta. Te conozco amor y sé que eres capaz de hacer algunas cosas extremas si alguien te lo pide.

Quería aclararle todo, no quería mentirle a su novio.

—No fue exactamente eso —dijo Jeanne con un suspiró que absorbió las lágrimas que querían salir de sus ojos. Se sentó en el auto y cerró la puerta, se acomodó y su mirada estaba hacia el frente viendo los demás autos estacionados y cientos de estudiantes universitarios riendo y algunos jugando con la nieve que aun permanecía en el suelo del estacionamiento, suspiró y subió sus pies al asiento del auto para poder abrazarse las piernas—. Ese chico es alguien muy cercano a mí. Tal vez lo conozcas —volvió a suspirar—. Se llama Matt Smith.

Kris frunció el ceño pero no por enojo si no porque el nombre sí le sonaba familiar pero no podía recordar de donde.

—Me suena a nombre de cantante o algo así —dijo el muchacho casi en tono incrédulo, seguramente estaba equivocado.

—Te equivocas —dijo sin despegar su mirada del frente—. Sí, es famoso, es un modelo y ha actuado en unas películas y novelas pero eso ni importa. Lo importante es que Matt y yo estudiábamos juntos en la misma preparatoria y unos meses antes de graduarnos él y yo…

Guardó silencio, ¿Qué parte debía decirle y que no?

Las manos de Kris se apretaron fuertemente formando puños que ocultó de la vista de su novia aunque seguramente ella ni podía verlos ya que su vista se mantenía viendo hacia la nada.

—Me pidió que fingiera ser su novia —dijo finalmente y se sintió mucho mejor, nadie, a excepción de Brenda, sabían sobre esa mentira que Matt y Jeanne habían mantenido en secreto, pero ahora que su novio sabía se sentía mejor—. Estuvimos por un mes o más fingiendo que éramos novios y nunca fuimos descubiertos, bueno Brenda si se enteró pero nadie más aparte de ella. Pero entonces él se fue y ya. Terminó esa mentira.

—Pero Matt sí te ama —dijo Kris casi involuntariamente.

Jeanne sacudió su cabeza y volteó a ver a su novio.

—No, bueno, dijo que le seguía gustando…

—Siempre le gustaste, mientras “fingían” ser novios, me refiero —en su voz no había ningún tono molesto pero su mandíbula estaba tensa.

—No. No lo sé —dijo la castaña recordando casi todas las veces que se habían besado, en la escuela, fuera de su casa, en la boutique, en la fiesta de bienvenida y demás lugares, casi se sonrojaba—. Nunca me dijo nada de eso —y se guardó para ella que el último día que se vieron en el aeropuerto Matt le había dicho que la quería—. Así que no sé…

—Y a ti te gusta —afirmó Kris y Jeanne sintió un golpe en su estomago que la dejó sin aire—. Puedo verlo en tus ojos.

—Yo… —negó rápidamente con la cabeza y sus cortos cabellos se agitaron alrededor de su cabeza—. Fue hace tiempo…

—Pero aun te gusta y lo entiendo, me conformo con saber qué me quieres más que a él —le dijo sonriendo y la castaña asintió.

—Te quiero mucho, Kris —le dijo sincera viéndolo a los ojos.

—Lo sé —se acercó más a ella para besarla—. Te prometo que no tengo ningún problema con eso. Pero quiero pedirte algo.

—Lo que quieras —dijo inmediatamente.

—Quiero conocer a Matt.

Los ojos de Jeanne se abrieron como platos al escuchar esas palabras.

Kris rió y regresó a su asiento.

—Prometo que no le romperé su linda cara —dijo burlón y ella sonrió casi tímidamente—. Pero me gustaría conocer en persona al hombre que besó a mi chica frente a mí.

—Técnicamente él no sabía que estabas viendo… ni yo sabía —dijo al final en un inaudible susurro.

Él nuevamente rió.

—Lo sé y cuando le digas que quiero conocerlo dile que no le partiré su cara para que no tema el conocerme —le guiñó un ojo a su chica y ella asintió esbozando una sonrisa.

¿Jugamos a casarnos? (JASN Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora