Hermione Granger se ve envuelta en una complicada misión, que de ser realizada con éxito significará la salvación del mundo mágico.
Dejando atrás de sus dos mejores amigos, para aventurarse a esta nueva travesía en compañía del mortifago por excele...
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Mis ojos siguieron el elegante andar de Malfoy, hasta que él se detuvo en la butaca que había a mi lado. Me miró con desprecio y repulsión y espero de pie ante la seria mirada de los adultos.
—Joven Malfoy, gracias por haber acudido. — Dumbledore nos sonrió, como si no notase la tención que había en la habitación. —Por favor siéntese.
Malfoy hizo una mueca de desagrado y se sentó elegantemente en la butaca, con la espalda recta y una pierna cruzada elegantemente sobre la otra, apoyando su tobillo en la rodilla contraria, su mirada permaneció centrada en Dumbledore, mientras mis labios formaban una línea recta, en un rictus enfadado.
¿Cómo era posible que fuera tan poco educado?
Era un Malfoy, un maldito sangre pura que se creía superior a todos los demás seres humanos de este mundo y alardeaba a gritos que su familia era distinguida socialmente… ¿Pero dónde diablos estaban los modales de los que tanto alardeaba?
Fruncí el ceño y sonreí internamente antes de fingir un estornudo. Girándome discretamente a mi izquierda, justamente donde estaba Malfoy.
—Lo lamento, al parecer he pescado algún virus —Dije inocentemente y tanto Severus como su ahijado, mostraban claros signos del enfado que sentían.
—Podrías dejar de ser tan burda, das asco Granger. —Me dijo Malfoy con odio y yo lo fulmine con la mirada.
—Lamento que mis modales y actitudes no sean los mismos que los de un mortifago.
Malfoy me miro perplejo por un par de segundos antes de fruncir el ceño y soltar una carcajada.
—Ya quisieras que fuera un mortifago sangre sucia – Se acerco un par de centímetros a mí, con gesto amenazante y me susurro tan bajo que estaba segura que solo yo lo había escuchado. —Lamentablemente soy algo peor.
Un escalofrió recorrió mi columna y solté una exclamación de sorpresa. Alcé la mirada y note que Dumbledore nos miraba con atención y curiosidad. Sus ojos mostraban un deje de alegría y sus labios formaban una tímida sonrisa.
—Basta de peleas. —Habló tras un par de minutos en silencio. —Ambos están aquí por una razón importante.
—Proteger al mártir de Potter. —Dijo Malfoy con aburrimiento y yo lo volteé a ver anonada.
¿Él estaba aquí para proteger a Harry?
Mi mente comenzó a buscar una explicación a tan grande idiotez y sin quererlo sujete con fuerza mi varita, por debajo de la capa poniéndome en guardia. Esperando que todo fuera una trampa.
—No será necesario que empuñe su varita señorita Granger. —Habló el profesor Snape y yo lo mire con desprecio. —Si están aquí es por decisión de Dumbledore, así que muestren respeto y demuestre que los muggles también tienen modales.
