55. Las mejores cosas

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Ale reportándose! Han pasado casi tres semanas desde mi última actualización, me lleve todas las vacaciones escribiendo estos capítulos, para ya no tardar tanto.

Capítulo dedicado a @JimeGaMo. La nueva ventana de edición está medio rara, por lo que apenas estoy descubriendo cómo poner las dedicaciones :s Perdon si no te aparece la dedicación, WP es raro xd

Aquí están las canciones que, desde hace casi dos años, me inspiraron para escribir estos dos capítulos, fue lo que escuché mientras los escribía y lo que escucharé cuando lo relea.

Dejo a su decisión escucharlas mientras leen :)

Bigger Than Love — My favorite Highway

Heaven — Bryan Adams

Love song Requiem, Shattered, One Day, May I — todas de Trading Yesterday

Deathbeds — Bring Me To The Horizon

Broken — Amy Lee & Seether

Carnival of Rust, Sleep — The Poets of The Fall

Y las que más marcaron:

Here Without You — 3 Doors Down

Things Left Unsaid — Disciple

Ah, mendigo álbum que acabo de crear jajaja creo que sus títulos dicen mucho sobre lo que están a punto de leer, pero en fin, dejaré que ustedes mismos lo descubran... Pandas, Ale.

***



Siempre me dijeron que las mejores cosas suceden cuando uno menos se lo espera. Bueno, las peores también.



Cuando escuché la voz de Jenna gritar mi nombre, mi pulso se disparó y apenas podía respirar. Al principio creí estar dentro de la pesadilla que tantas veces me despertó por las noches, un ensordecedor grito llamándome.

Creí que era una broma, que estaba dormido y me despertaría en cuanto intentara alcanzar esa voz, me despertaría en mi cama asustado, sudoroso, jadeante, riendo, porque ya creía estar volviéndome loco.

Esperaba despertar en cuanto mi cuerpo localizara la voz emisora del grito. Quería despertar y por eso me di tiempo para hacerlo, me moví lento hacia la puerta.

«Aquí es donde abres los ojos» siempre me decía antes de abrirlos.

Al entrar, el cuerpo de Jenna yacía laxo sobre la silla.

Lo primero que pensé fue que estaba muerta, y mis ojos no vieron otra cosa más que los suyos, cerrados.

El recuerdo de lo que pasó es muy borroso, sólo hay gritos; gritos míos que no salieron de mi boca, se quedaron en mi mente, aturdiéndome.

Cada vez que intento recordar hecho por hecho lo que sucedió, sólo hay imágenes cuyo orden desconozco.

De alguna manera llegué hasta ella, de alguna manera el farmacéutico gordo estaba en el piso, y de alguna manera sentía sangrar mis nudillos.

Stanley gritó algo sobre una concentración de un gas; no estaba seguro y poco me importaba: Jenna no estaba respondiendo. Después, en vista de que yo no reaccionaba —y no podía, estaba sordo—, Stanley comenzó a gritarle a Gabriel.

—¡Llama a una ambulancia! ¡Ahora!

Traté de hacer que Jenna abriera los ojos. La zarandeé, pellizqué, llamé, besé, mordí, pero nada. Mi cabeza no hacía sino imaginar lo peor.  

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