25 de agosto de 2013

2.9K 254 66
                                    

Casi tres semanas pasaron desde aquel día. Recibí un total de quince llamadas y tres mensajes. No respondí ninguno. De hecho, borré los mensajes sin haberlos leído. Eso fue una pequeña victoria.

Debes entenderlo, Chase. No me arrastraré por migajas. No me arrastraré nunca más.

* * * * *

—¿A dónde vamos?

—No lo sé, me da igual.

—Emma, ¿a dónde vamos?

—Ya te dije.

—Esa respuesta no vale.

—No lo sé, Chase. Me da igual.

—Emma, por favor... Elige a dónde quieres ir.

—¡Me da igual! ¿Es que no lo entiendes? Lo importante es que estoy contigo. Lo demás es accesorio.

* * * * *

Busqué entre todos los recuerdos y elegí uno de los buenos. Uno en donde me sentí feliz y segura a tu lado. Es difícil admitir que no hay demasiados de ese tipo. La mayoría están cargados de dudas.

Ocurrió el año pasado. Había tenido un día terrible y me sentía tan mal, tan mal, que quería hacerme minúscula en mi cama, debajo de las frazadas, y no salir jamás. Quería olvidarme del mundo, quería desaparecer, convertirme en polvo. Mi estado era deplorable, por dentro y por fuera.

Hablamos durante un rato. Estabas ocupado y te quedaban varias horas de trabajo por delante, así que solo me conformaba con nuestro contacto virtual, aunque no fuera suficiente. No podía exigirte nada más.

Sin embargo, cuando saliste del trabajo viniste a buscarme. Sin importar la distancia ni el hecho de que (con suerte) podríamos estar una o dos horas juntos,  viniste a verme. Viniste porque te necesitaba y porque sabías que estaba triste.

Ese tipo de cosas fueron las que me hicieron enamorar de ti. Esos breves momentos en los que dabas lo mejor de ti de manera desinteresada, solo para que yo fuera feliz. Chase... No te diste cuenta, o quizás no lo querías ver, pero para mí eras perfecto a pesar del desastre que era tu mente. Yo te quería así, un poco loco, un poco inquieto y completamente único. Es como dicen por ahí: siempre hay un roto para un descosido. Y creo que tienen razón.

Lo que nunca dijeron es que esas historias no terminan bien.

* * * * *

Odio los domingos. Son como los lunes, pero más deprimentes porque no hay nada que hacer. Está nublado y amenaza con lluvia, razón suficiente para que no quiera salir. Pronto se hará de noche y no me apetece ir sola por la calle. Me arriesgo a que el mundo se ría de mí, restregándome en la cara como todo continúa, como todo sigue funcionando mientras que yo sigo detenida en un stand by permanente. Mi vida está en pausa, a la espera.

              Y probablemente tú ya hayas encontrado otro corazón que romper y otro cuerpo que usar.

De tu ex, con amor (Emma & Chase #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora