CAPÍTULO 52 - El Divino Pastor

448 2 0
                                    

"YO SOY el buen pastor: el buen pastor su vida da por las ovejas." "Yo

soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen. Como el

Padre me conoce, y yo conozco al Padre, y pongo mi vida por las ovejas."

De nuevo Jesús halló acceso a la mente de sus oyentes por medio de las

cosas con las que estaban familiarizados. Había comparado la influencia

del Espíritu al agua fresca, refrigerante. Se había representado por la

luz, fuente de vida y alegría para la naturaleza y el hombre. Ahora,

mediante un hermoso cuadro pastoril, representó su relación con los que

creían en él. Ningún cuadro era más familiar que éste para sus oyentes y

las palabras de Cristo lo vincularon para siempre con él mismo. Nunca

mirarían los discípulos a los pastores que cuidasen sus rebaños sin

recordar la lección del Salvador. Verían a Cristo en cada pastor fiel.

Se verían a sí mismos en cada rebaño indefenso y dependiente.

El profeta Isaías había aplicado esta figura a la misión del Mesías, en

las alentadoras palabras: "Súbete sobre un monte alto, anunciadora de

Sión; levanta fuertemente tu voz, anunciadora en Jerusalem; levántala,

no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Veis aquí el Dios vuestro! . . .

Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo cogerá los corderos, y en

su seno los llevará.' David había cantado: "Jehová es mi pastor; nada

me faltará." El Espíritu Santo había declarado por Ezequiel: "Y

despertaré sobre ellas un pastor, y él las apacentará." "Yo buscaré la

perdida, y tornaré la amontada, y ligaré la perniquebrada, y corroboraré

la enferma." "Y estableceré con ellos pacto de paz." "Y no serán más

presa de las gentes, . . . sino que habitarán seguramente, y no habrá

quien espante."

Cristo aplicó estas profecías a sí mismo, y mostró el contraste que

había entre su carácter y el de los dirigentes de Israel. Los fariseos

acababan de echar a uno del redil porque había osado testificar del

poder de Cristo. Habían excomulgado a un alma a la cual el verdadero

Pastor estaba atrayendo. Así habían demostrado que desconocían la obra a

ellos encomendada, y que eran indignos del cargo de pastores del rebaño.

Jesús les presentó el contraste que existía entre ellos y el buen

Pastor, y se declaró el verdadero guardián del rebaño del Señor. Antes

de hacerlo, sin embargo, habló de sí mismo empleando otra figura.

Dijo: "El que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas

sube por otra parte, el tal es ladrón y robador. Mas el que entra por la

puerta, el pastor de las ovejas es." Los fariseos no percibieron que

El deseado de todas las gentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora