Los escribas y fariseos, esperando ver a Jesús en la Pascua, le habían
preparado una trampa. Pero Jesús, conociendo su propósito, se mantuvo
ausente de esta reunión. "Entonces llegaron a Jesús ciertos escribas y
fariseos." Como él no fue a ellos, ellos acudieron a él. Por un tiempo
había parecido que el pueblo de Galilea iba a recibir a Jesús, y que
quedaría quebrantado el poder de la jerarquía en aquella región. La
misión de los doce, indicadora de la extensión de la obra de Cristo, al
poner a los discípulos en conflicto más directo con los rabinos, había
excitado de nuevo los celos de los dirigentes de Jerusalén. Habían sido
confundidos los espías que ellos habían mandado a Capernaúm durante la
primera parte de su ministerio, cuando trataron de acusarle de que
violaba el sábado; pero los rabinos estaban resueltos a llevar a cabo
sus fines; enviaron ahora otra diputación para vigilar sus movimientos y
encontrar alguna acusación contra él.
Como antes, la base de su queja era su desprecio de los preceptos
tradicionales que recargaban la ley de Dios. Se los decía ideados para
mantener la observancia de la ley, pero eran considerados como más
sagrados que la ley misma. Cuando contradecían los mandamientos dados
desde el Sinaí, se daba la preferencia a los preceptos rabínicos.
Entre las observancias que con más rigor se imponían, estaba la de la
purificación ceremonial. El descuido de las formas que debían observarse
antes de comer, era considerado como pecado aborrecible que debía ser
castigado tanto en este mundo como en el venidero; y se tenía por virtud
el destruir al transgresor.
Las reglas acerca de la purificación eran innumerables. Y la vida entera
no habría bastado para aprenderlas todas. La vida de los que trataban de
observar los requerimientos rabínicos era una larga lucha contra la
contaminación ceremonial, un sin fin de lavacros y purificaciones.
Mientras la gente estaba ocupada en distinciones triviales, en observar
lo que Dios no había pedido, su atención era desviada de los grandes
principios de la ley.
Cristo y sus discípulos no observaban estos lavamientos ceremoniales y
los espías hicieron de esta negligencia la base de su acusación. No
hicieron, sin embargo, un ataque directo contra Cristo, sino que
vinieron a él con una crítica referente a sus discípulos. En presencia
de la muchedumbre, dijeron: "¿Por qué tus discípulos traspasan la
tradición de los ancianos? porque no se lavan las manos cuando comen
pan."
Siempre que el mensaje de la verdad llega a las almas con poder
especial, Satanás excita a sus agentes para que provoquen alguna disputa
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El deseado de todas las gentes
SpiritualA través de las páginas de esta obra conocerás a profundidad la vida en la tierra del Ser más maravilloso que haya podido pisar nuestro mundo. Este libro está cargado de detalles que te llevarán a vislumbrar la vida de quien es El Deseado de todas l...