-Hola, Ciela. -Sí. Ni siquiera tuve tiempo de mirar a Tyrael, que entró tímidamente en mi despacho. Porque mi maldito prometido vendrá pronto. Estaba ocupada hojeando los documentos. Tyrael, que estaba de pie junto a la puerta, parecía estar moviendo sus dedos índices.-Tengo algo que decirte. -Te escucho. Fruncí ligeramente el ceño, indicando que debía apresurarse en lo que quería decir. Aun así, ante la respuesta que no llegó, levanté los ojos de mala gana y la miré. -¿De qué se trata? -Bueno, es..... Tyrael no me miraba. Miró al suelo y se lamió los labios, como quien da malas noticias. Y no tengo ni idea de por qué tenía la cara roja. Volví a mirar los documentos que estaba terminando. Era una lista de cosas que he reunido para poder romper limpiamente con mi prometido. Por desgracia, hasta ahora no se ha confirmado nada que pueda considerarse como una prueba sólida. Creo que el resto será más o menos lo mismo. ¿Es un fracaso de nuevo esta vez? Esto es una locura. Llegué al siguiente documento. -Tengo un amante. Mi mano se detuvo de repente. ¿Qué? La tensión se extiende por todo mi cuerpo. Si me miro en el espejo, me veo fantasmagóricamente blanca. Miré a Tyrael, sin saber que los papeles que sostenía caían al escritorio. La protagonista femenina era realmente sorprendente. Aun así, Tyrael era la personificación que me recordaba a los lirios, pero parecía un ángel mientras sostenía sus mejillas sonrojadas. Por otro lado, sentí una miseria indescriptible. El hecho de que la protagonista femenina se enamorara significaba que la historia original había comenzado. Pronto, el protagonista masculino aparecerá para destruir a la familia de mi prometido, el novato villano. Y yo, mi familia será arrastrada por él y desaparecerá junto con el rocío de la muerte. -Estoy condenada.
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