Si no quiero ver la luz del día, me veo obligada a hacerlo de todos modos. Ahí estas, sosteniendo lo que me queda de fuerzas, de voluntad. Te pienso cuando me preguntan por quien daría la vida. Te lloro cuando fingís no tener dolencias internas, porque quiero ser parte de tu sombra también. Me siento egoísta al presenciar tus días despejados de penuria y no los tormentos decadentes que de seguro evadís para no "molestarme". Se que si me hundo, me voy a encontrar con tu mano extendida en lo mas profundo del océano. También se que tu presencia es la única que quiero cuando no quiero la de nadie mas. La rareza de la imperfección que emanas, es casi tan perfecta como esta unión, consagrada por el que todo lo ve. Quedate hasta el ultimo segundo que vea la luz, así te cuento las estrellas y las ganas que tengo de verte envejecer a mi lado. Quedate al borde de esta historia, así al final nos vamos juntos. -Spica (Este escrito es en honor al mejor amigo que pude haberme topado, en el tumulto de indiferencia y desinterés, entre todos te encontré.)